UNA JOYA DESCONOCIDA
En el centro del Valle de Losa, concretamente en San Pantaleón de Losa, emerge una curiosa montaña que se asemeja a la quilla de un barco con una cabina de mandos muy particular: una pequeña y bellísima ermita que se relaciona con innumerables milagros, mitos y leyendas.
La ermita data de comienzos del siglo XIII. Está declarada desde 1941 como Monumento Artístico Nacional (Bien de Interés Común). A veces no somos conscientes de lo que nos rodea. Es muy probable que a lo largo del año reciba más visitas de turistas japoneses que de los propios losinos.
UN ENCLAVE HABITADO A LO LARGO DE LOS SIGLOS
El templo se construyó a partir de las ruinas del castillo que le precedió. Este lugar debió ser uno de los puntos estratégicos en la reconquista y la repoblación. Así consta en los cartularios (mapas) encontrados en Valpuesta, donde hay alusiones a un castillo ubicado en esta peña bajo cuya protección surgió un castro o poblado que perduró hasta finales del siglo XX.
No obstante, este enclave ha albergado a diferentes clanes y civilizaciones ya que se han encontrado restos de asentamientos prerromanos (autrigones) y romanos, en los trabajos arqueológicos realizados.
UN BELLO EXPONENTE DEL ROMÁNICO PROVINCIAL
La ermita aún conserva la basílica románica tal y como se construyó inicialmente. Los expertos que se encargaron de la última restauración, indican que en el anexo gótico con el que cuenta la iglesia, en sus orígenes, pudo contener un claustro y la Casa del Priorazgo. Esa ampliación gótica tuvo lugar en el siglo XVI y acoge en su interior un monumento funerario que encierra un sepulcro románico.
Esta iglesia románica se construyó en honor a San Pantaleón y la gran mayoría de las esculturas de la portada de la iglesia simbolizan las torturas y milagros que obró el Santo.
LA CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA DE SAN PANTALEÓN
En otros tiempos, para consagrar una iglesia, era necesaria una reliquia, aunque no necesariamente debía pertenecer al santo o a la santa advocada. Sin embargo, aquí sí que parecen coincidir el relicario y el santo devocionado.
“El obispo de Burgos García consagró esta basílica en el primer año de su pontificado a tres días de las calendas de marzo de la era 1245″ (que equivale al 27 de febrero de 1207 en el calendario gregoriano o actual).
Hay muchos que piensan que algo extremadamente valioso debía existir en esta iglesia para que acudiera el propio obispo en pleno invierno y con una climatología completamente adversa: las crónicas indican que existía una tremenda nevada y hacía un frío estremecedor.
Parece ser que la elección de esta fecha para la consagración de la iglesia, no fue algo casual. Encerraba un significado especial. Se sabe, gracias a un estudio de la NASA, que a lo largo de ese día tuvo lugar un eclipse solar. ¿Formaría esto parte de los orquestados y complejos simbolismos que encierran los lugares relacionados con los ritos iniciáticos con los que se pretende al hombre a las fuentes del conocimiento verdadero?
LA RELIQUIA DE LA SANGRE DE SAN PANTALEÓN
Actualmente hay un enconado debate en torno a una reliquia que se veneró en este templo. Se tiene constancia de que la ermita de San Pantaleón albergó durante siglos una ampolla de sangre del santo.
Al parecer, esta reliquia, pudo entregarse como dote al Monasterio de la Encarnación cuando Doña Aldonza ingresó en él.
Doña Aldonza fue la hija de los condes de Zúñiga: Miranda María de Zúñiga y Juan de Zúñiga. Juan de Zúñiga, además, fue virrey de Nápoles.
En el Convento de la Encarnación de Madrid afirman que la reliquia provino directamente de Italia. El relato oficial indica que esta porción de sangre fue tomada de otra cápsula que se guarda actualmente en la Catedral italiana de Ravello. La reliquia fue regalada por el Papa Paulo V al virrey Juan de Zúñiga, junto con un fragmento de hueso del santo. Los Zúñiga lo donaron a su hija, Aldonza de Zúñiga, cuando tomó los votos en el Convento de la Encarnación, donde llegó a ser segunda superiora.
Hay estudios genealógicos, sobre los que se está trabajando actualmente, que emparentan a los Condes de Zúñiga con descencientes o linajes oriundos en San Pantaleón en aquella época, por eso se cree que la reliquia, entregada como dote, pudo partir de aquí. Las familias con las que relacionan los parentescos, además, tenían a su vez contacto con la Orden Hospitalaria. Si tenemos en cuenta algunos hechos históricos como, por ejemplo, la Toma de Constantinopla en 1.204, la teoría se refuerza: ese hito hizo que todas las reliquias que se custodiaban en Tierra Santa, se trasladaran a través de los templarios (y, por ende, los hospitalarios) a tierras más seguras. ¿Y no era precisamente San Pantaleón un lugar inexpugnable, sito en el alto de una roca y bordeado de un foso en su parte más vulnerable? ¿Y no dependía San Pantaléon de la Encomienda de Mena, gobernada por la Orden Hospitalaria en aquella época? ¿Y no es una casualidad que se consagrara un templo en honor a San Pantaleón tan solo 5 años después de que las reliquias fueran trasladadas hacia Occidente?
Esta reliquia cuenta con la particularidad de que a lo largo de todo el año se mantiene la sangre seca y coagulada dentro del recipiente y se licua una vez al año: el 27 de julio, que es cuando tiene lugar la festividad de San Pantaleón.
La iglesia no ha permitido el estudio de la reliquia más allá de lo que se puede percibir a simple vista por lo que hay muchas especulaciones al respecto e incluso hay muchos teóricos que relacionan la reliquia el mundo de la alquimia.
SAN PANTALEÓN DE LOSA, UNA IMPORTANTE ENCRUCIJADA DE CAMINOS
San Pantaleón, fue una encrucijada de caminos. Bajo esta peña con forma de barco coincidían dos importantes rutas:
- la que conducía desde Ampurias a Finisterre cruzando toda la península (el conocido actualmente como GR1 o Sendero Histórico)
- y la que unía los puertos del Cantábrico con la Meseta Castellana
Durante la Edad Media, San Pantaleón era un lugar de paso para quienes hacían el Camino de Santiago y, parece ser que, en uno de esos viajes, un extranjero presenció el milagro de la licuación de la sangre del Santo y dio por sentado que se trataba de la sangre de Cristo, de ahí que posteriormente se vinculara este lugar con la Leyenda del Santo Grial (aunque hay otros muchas referencias, datos o casualidades que han alentado la teoría y que iré avanzando a lo largo de este artículo).
El camino de Santiago pasaba cerca, pero no por semejante roca tan abrupta, sin embargo, parece que los peregrinos se desviaban de ese camino para visitar la ermita. Así que nuevamente nos encontramos con otro dato que refuerza la teoría de que algo realmente importante debía albergar este templo puesto que los peregrinos se apartaban de la ruta principal y también caminaban hasta él.
LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL
Muchos de los que hayan leído historias como “El Código Da Vinci” de Dan Brown, “La santa sangre y el Santo Grial” de Richard Leigh, Michael Baigent y Henry Lincoln o simplemente quienes sean aficionados a los simbolismo esotérico, podrán disfrutar de las curiosas relaciones que existen entre San Pantaleón y la leyenda del Santo Grial.
En estas famosas novelas se narra una trama que circula en torno a esta leyenda y que viene a decir que el Santo Grial (término que sospechan que proviene de Sangreal = sangre real) no venera o esconde un elemento físico como tal, es decir, que no se trata del cáliz con el que se cree que José de Arimatea recoge la sangre de Jesucristo antes de su muerte sino que lo que protege es un secreto que se ha transmitido y ha perdurado en el tiempo gracias al hermetismo de un pequeño clan, y que realmente salvaguarda el secreto del linaje de Jesucristo. En esta teoría, que está relacionada con el conocimiento o el descubrimiento de las fuentes del saber, el cáliz simboliza el vientre de una mujer: María Magdalena, que aseguran que albergó la sangre de Cristo, es decir, la descendencia de Jesús.
Incluso, hay quienes emparentan a ese linaje con los merovingios dando lugar a otros cientos o miles de teorías y nuevas leyendas.
Pero volviendo a lo que nos acontece, estas son las extrañas coincidencias entre San Pantaleón de Losa y la leyenda del Santo Grial:
- 1TOPONIMIA DE LOS LUGARES CIRCUNDANTES
- 2¿RELACIÓN CON LOS TEMPLARIOS?
- 3LAS FLORES DE LIS
- 4LUGAR DE RITOS INICIÁTICOS
- 5MUCHAS BÚSQUEDAS ACABAN CONFLUYENDO EN SAN PANTALEÓN
A menos de 10 kilómetros en línea recta se encuentra otro pueblo del Valle de Losa, denominado Criales. Hay quienes afirman que Criales proviene del término Griales (el plural de Grial). Curiosamente, la iglesia de Criales tiene un tipo de escultura arquitectónica que no se da en otros templos de Losa de la misma época y que guarda cierto parecido con el de la iglesia de San Pantaleón.
Y lo propio ocurre con la iglesia de otro pueblo cercano del Valle de Mena (anexo al Valle de Losa por la parte norte). Esta localidad, que se denomina Siones, existe un singular templo, cuyo interior es sorprendente, en el que se han encontrado marcas de cantero (firmas) de los mismos maestros que participaron en la ermita de San Pantaleón.
Se cree que el nombre de Siones puede provenir de Sión. El Priorato de Sión, es una “sociedad secreta”, ligada en sus orígenes a los templarios, y encargada -según la leyenda- de proteger el secreto del linaje de María Magdalena y Jesús.
Y ya por último, y para generar más intriga entre los apasionados de la leyenda, desde Sierra Salvada se accede a Siones a través de un paso conocido como “Paso de la Magdalena”. Recordad que María Magdalena, según las teorías y leyendas anteriormente descritas, es quien procuró descendencia a Jesús.
Se da la particularidad de que Siones y San Pantaleón pertenecieron a la Encomienda de Vallejo de Mena que estaba regida por la Orden Hospitalaria u Orden de San Juan.
Vallejo de Mena es otra localidad que linda con Siones y que recomiendo visitar. En el interior de la iglesia de Vallejo de Mena hay diversos paneles informativos que ayudan a los visitantes a entender la relación de este templo con la Orden de San Juan.
Los caballeros de la Orden de San Juan coincidieron en Tierra Santa con los templarios, pero mientras que la Orden de los Templarios se fundó con una intención eminentemente militar, para proteger a los cristianos que peregrinaban a través de Tierras Santas, la Orden de los Sanjuanistas se creó como institución de caridad para asistir a los peregrinos cansados y enfermos y se militarizó posteriormente para brindar seguridad a los peregrinos de estos hospitales y albergues.
Cada vez que hablamos con Elvira, que es una de las fundadoras de la Asociación de Amigos de San Pantaleón, nos recuerda que hace muy pocos años la campa de la ermita estaba llena de lirios. Cuentan que, desde tiempos inmemoriales, habían estado allí. Además, se hacía una ofrenda floral dentro de la iglesia, que es una tradición que recientemente han vuelto a recuperar, y que cada vez atrae a más participantes.
Las flores de Lis o lirios, históricamente han formado parte de los escudos de muchos linajes y grupos.
Curiosamente, la flor de Lis era el emblema del rey Merovingio Clovis (Clodoveo) y también formó parte de los símbolos de los templarios.
Si Iker Jiménez hubiera descubierto esto cuando grabó para Cuarto Milenio su programa sobre el Santo Grial y la relación con los lugares emblemáticos del Valle de Losa y del Valle de Mena, seguro que se habría preguntado: ¿casualidad o corresponde a una enigmática conexión?
Los expertos en iconografía afirman que en aquellos templos en los que existen esculturas o pinturas de personas a las que les tapan los ojos, la boca o los oídos (representando que no deben ver, contar u oír lo que sucede) es porque en esos lugares se esconden secretos o porque están relacionados con ritos iniciáticos.
Y he aquí que volvemos a la teoría del conocimiento, la teoría defensora de dar los pasos adecuados (ritos de iniciación) para alcanzar el conocimiento verdadero (para desvelar secretos).
Y en la ermita de San Pantaleón de Losa, entre su variada iconografía, encontramos esta particular escultura en uno de los capiteles posteriores, a la que se le atribuyen estas lecturas, ya que se trata de una cara sorprendida con una mordaza que le tapa la boca.
Además, en la portada de la entrada y la parte posterior del ábside nos reciben unas figuras encerradas que asoman sus cabezas y sus pies por unas minúsculas oquedades, como queriendo desvelar parte de un todo, que refuerzan la teoría de que el lugar oculta un secreto.
Diferentes estudiosos y apasionados de la leyenda del Santo Grial, del mundo de la alquimia o del extraño simbolismo del románico inician sus pesquisas tirando de hilos o líneas de estudio muy dispares que les acaban conduciendo a San Pantaleón.
Hay anécdotas tan curiosas como sorprendentes, como por ejemplo que, Hitler, con su enfermizo afán de dominación total, llegó a pedir a sus coloradores que buscaran el Santo Grial. Entre los innumerables viajes que realizaron para tratar de localizarlo, uno de los puntos que investigaron fue San Pantaleón de Losa.
O que los autores de “La Roca de los Cielos” encontraran una extraña conexión entre San Pantaleón y un misterioso cuadro que ahora alberga la Catedral de Barcelona.
Y MUCHO MÁS QUE UNA LEYENDA
Sea como fuere, la cuestión es que el lugar entraña una magia especial, ya se trate por la singularidad del enclave, la energía del sitio, la belleza del entorno o la leyenda que lo envuelve.
Cada vez está más próxima la fecha en la que se celebra la festividad de San Pantaleón: 27 de julio. Por mi parte solo cabe esperar poder participar en ella de manera muy activa, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en las que nuestro grupo de teatro ha aderezado la subida a la ermita durante la romería nocturna que se celebra en esas fechas.
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