Hay quienes enfrían las vainas metiéndolas en hielo tras ser escaladadas. En casa siempre lo hemos hecho de forma natural, dejando que se enfríen solas al extenderlas sobre un paño.
El consejo que siempre me daba mi abuela era este: si acabas de sacar las vainas del congelador y aún están heladas, puedes guisarlas, pero para ello deberás echar AGUA FRÍA en la cazuela y ponerlas a fuego lento para que poco a poco se vayan haciendo. Si por el contrario ya están descongeladas, el agua que añadas a la cazuela, deberá estar CALIENTE.
Prácticamente todo lo que sucede en la huerta son fenómenos de eclosión que dan lugar a excedentes que es importante saber conservar para disfrutarlos durante todo el año.
El proceso de conservación para las vainas es muy sencillo.