Yo, personalmente, creo que es un excelente manjar que debe degustarse nada más hacerse, porque es cuando más tierna y calentita está la manzana.
Si no lo puedes degustar en el mismo momento en el que se saca de la cazuela de fritura, dale un golpe de calor para volver a deshacer la manteca que ha impregnado la fruta.
Una de las muchas labores que hay tras la matanza del cerdo es deshacer la manteca, la que se obtiene de la barriga del animal. Durante ese proceso, la manteca se pone a hervir en grandes pucheros con el fin de convertirla en líquido y así poder colarla y separar la grasa en sí de lo que, en el Valle de Losa, denominamos chichos. Los chichos, podríamos decir que, son los tropezones de la manteca.
Mientras tiene lugar esta tarea, la manteca borbotea como si se tratara de aceite hirviendo y se aprovecha este momento para freír manzanas en ella. Las manzanas suelen ser Golden o Reineta. La fruta se parte por la mitad o en cuatro gajos y se quita la parte del centro (no es necesario pelarla) antes de incluirla en la manteca de fritura. Transcurridos 10 o 15 minutos, las manzanas se sacan a una bandeja y se espolvorea azúcar por encima.